jueves, 17 de noviembre de 2011

El burócrata y el político

Max Weber, sociólogo, politólogo y jurista alemán, denominó burocracia a lo que en épocas anteriores a él, lo llamaban administración, aunque hoy en día, se siguen utilizando los dos términos para referirse a la misma cosa. La burocracia es un tipo de organización, que por naturaleza, es extensa, está presente en el ámbito económico, religioso o educativo. Podríamos decir, que en la actualidad, la burocracia, como forma de organización se hace imprescindible para la correcta funcionalidad del Estado. Éste tiene la necesidad de dotarse de un gran número de burócratas, divididos en distintas áreas, grupos y subgrupos y en diferentes niveles. Esto da lugar, a una alta especificidad del burócrata inmerso en una jerarquía fuertemente rígida, ajena a los vaivenes de cada Estado democrático en el siglo XXI.
El burócrata y el político son dos figuras diferenciadas, pero que se relacionan entre sí. El burócrata dentro de una jerarquía, está condicionado a la especialización, a la subordinación y a la fidelidad con sus superiores. El político, sin embargo, está condicionado por otros factores. Éste se caracteriza por la lucha por el poder, por ser la cabeza visible en la jerarquía burocrática, es decir, es el responsable último en su campo de acción y por la disputa de los votos en período de elecciones. Para simplificarlo un poco más, diríamos que el burócrata es un sujeto especializado, experto dentro de un determinado ámbito, mientras el político, está capacitado (o debería de estarlo) y legitimado para tomar decisiones.
Lo que acabo de describir es una clara diferenciación de quien está fuera del Estado, el político, y quien está dentro del Estado, el burócrata. Indico esto, porque en estos días hemos visto, a mi parecer, algo fuera de lo habitual, de la norma. Hemos presenciado la dimisión de dos primeros ministros y en su lugar han “colocado” a dos técnicos, dos especialistas en el ámbito de la economía. Muchos pensarán, que sí, es lo correcto, como estamos en un momento de crisis económica, lo lógico es que el que tenga el timón sea especialista en economía y no un político. Sin embargo, el que tenía validez, legitimidad para manejar el timón eran Silvio Berlusconi en Italia y Yorgos Papandreu en Grecia respectivamente. En los medios de comunicación había notado la satisfacción de la dimisión de Berlusconi. Este señor podía simpatizar o no simpatizar, sin embargo, lo que hemos perdido de vista, es que ha dimitido una persona sin consultar a la nación y hay un primer ministro que ha “tenido” un 0% de confianza. Berlusconi y Papandreu tenían una legitimidad ofrecida por el electorado, pero que poco a poco esa legitimidad ha ido perdiendo peso a favor de inversionistas de Wall Street, Chicago, la City, Frankfurt o Milán, que exigían cambios en Italia y Grecia para comprar deuda de estos países, con una rentabilidad importante para los inversores. Ahora están tomando las riendas otras personas, que no han hecho campaña, no han ido a una ciudad, a un pueblo, a un barrio a pedir el voto, no tienen el apoyo de la soberanía popular de cada Estado.
Esto que ha ocurrido en estos días, para el ciudadano es bastante preocupante, porque cae en la cuenta, o debería de caer de que la decisión que toma cada cuatro, cinco o seis años se está convirtiendo poco a poco en agua de borrajas, este ciudadano ya no puede plantearse la democracia dentro de un ámbito nacional o local. En definitiva: ¿qué democracia queremos? ¿Estamos preparados para una nueva democracia? ¿Verdaderamente estamos preparados para la globalización? ¿Es el tiempo ideal para la formación de un partido político cosmopolita?

sábado, 17 de septiembre de 2011

Buenas noticias Europa

Al leer este título y posteriormente el contenido del texto, el primer pensamiento que tengan será la noticia publicada en varios medios de prensa escrita de la inyección de liquidez por parte del Banco Central Europeo, la Reserva Federal, el Banco de Suiza, el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón hacia sus respectivos bancos. Esto se produce con la intención de calmar a los inversores. Por lo tanto, es una buena noticia, sí, pero el efecto positivo durará relativamente poco. Hasta me atrevería decir que no llegará a tener una repercusión importante desde el punto de vista macroeconómico. No obstante, no debemos ignorar la buena noticia.
El mismo día que se publicó esta noticia, se difundió otra buena nueva, en mi opinión, para Europa en general y para socialdemocracia y la izquierda en particular. El contenido de la noticia era ni más ni menos que la victoria de la formación socialdemócrata en coalición junto a otras formaciones de izquierdas, hay que destacar que fue otra buena noticia debido a que la representante de la formación socialdemócrata era una mujer, es decir, que Dinamarca va a tener una primera ministra por primera vez en su historia. La victoria electoral de la izquierda no se producía en Dinamarca desde hace diez años. Y se preguntarán, ¿por qué es una buena noticia para Europa que la izquierda haya ganado en la península danesa? Esta victoria electoral en el país nórdico se produce en un contexto de crisis social, económica y política en el conjunto de la Unión Europea. En Dinamarca, hacía meses que el partido de ideología conservadora gobernante había tomado la decisión de recuperar el control de sus fronteras, suponiendo una vulneración con total claridad del Tratado de Schengen, el cual permite a los ciudadanos de los países miembros de la Unión ir desde un Estado a otro sin ningún tipo de trabas.
Una de las primeras acciones del nuevo gobierno danés será precisamente restablecer el Acuerdo.
Como dijimos anteriormente, también es una buena noticia por la victoria de la izquierda danesa, esto supone un leve respiro de aire fresco para la izquierda europea que veía como caían sus gobiernos debido en mayor medida a la crisis económica. También debo de aclarar que la coalición de izquierdas en Dinamarca ha ganado por factores distintos con respecto a las derrotas que han sufrido las socialdemocracias europeas o las victorias de los partidos de centro – derecha europeos.
En definitiva, en la Unión Europea existen mecanismos que son el alma máter de la propia Unión, y los mandatarios de cada Estado europeísta deben de tener y asumir ciertas responsabilidades para con las instituciones europeas y por supuesto, las garantías social que se han logrado a través de la UE no deben de formar parte del marketing político.

domingo, 29 de mayo de 2011

Un equipo de fútbol

En un equipo de fútbol la parte importante la suelen componer 22 jugadores. De esos 22 suele haber tres capitanes, pero solo representa la capitanía uno en el terreno de juego. Un equipo de fútbol se compone de muchas más persona y que cumplen diversos roles, todos importantes y complementarios.
Dentro de los 22 jugadores, los hay de distintas demarcaciones, tienen distintas habilidades. Cuando llega la hora de jugar el partido, el entrenador pone a jugar a los que él cree mejores y en condiciones de rendir de manera excepcional. De estos once jugadores el entrenador debe elegir a un capitán. Los capitanes también son jugadores con habilidades diferentes. Así cuando se produce una sustitución y le toca al capitán marcharse, debe ceder la capitanía del equipo a otro jugador, a veces de modo necesario, otras porque el entrenador lo estime oportuno.
Haciendo una breve identificación sobre esta pequeña metáfora, en que el equipo de fútbol es España, el entrenador es el electorado que decide quien gobierna y quien no, y los capitanes y los demás jugadores del equipo son los partidos políticos existentes en el escenario político español. En las elecciones municipales y autonómicas en ciertas comunidades del 22 de mayo, el resultado ha sido, en mi opinión, estrepitoso y raro. En primer lugar, estrepitoso para una formación como el PSOE, en la que en la comunidad andaluza ha perdido en todas las capitales de provincia, estrepitoso también en Extremadura que ha perdido varios ayuntamientos y en la comunidad, la continuidad está cogida con alfileres al depender de otras formaciones, y también estrepitoso en la Comunidad de Castilla – La Mancha. Después ha perdido ayuntamientos de ciudades importantes como Barcelona y San Sebastián. Me cuesta comprender como un ayuntamiento, comunidad o capital de provincia se pierda de esta manera y todo a la vez. Es como el que banquero se acuesta teniendo liquidez y al día siguiente se despierta sin tener liquidez y con los clientes protestando. En mi opinión se han producido tres cosas fundamentales, el discurso del PP que ha conseguido identificar a José Luís Rodríguez Zapatero con el partido, y ha conseguido relacionar la gestión de Zapatero en los tres años últimos con el PSOE en su plenitud, invocar la necesidad de cambio y el último rasgo, que me sorprende algo y me resulta raro, que Bildu, coalición de partidos de la izquierda abertzales, con apenas meses de existencia le arrebatara a Odón Elorza, representante del PSE - E, la alcaldía de San Sebastián. No poseo datos de porqué se ha producido esto pero te surgen dos hipótesis, la primera es que votantes de la formación de centro – izquierda optaran por la candidatura de Bildu, y en segundo lugar, que un conglomerado de situaciones que hacen que la propuesta de Bildu sea más que interesante para los intereses de la sociedad vasca en general y para el sector orientado hacia la izquierda en general.
Volviendo a la similitud del equipo de fútbol. El capitán ha perdido la titularidad, a causa del partido tan mal que ha realizado, pero la temporada es larga aún, pasará en el banquillo un buen tiempo reflexionando, esforzándose por recuperar lo perdido, pensará que esta temporada está perdida, pero debe contar con el tiempo, es largo, quedan diez meses pasarán cosas, algunas importantes, otras sin interés alguno y quizás cosas imprevistas. Así que no debe darlo todo por perdido y hacer memoria de lo que ocurrió un 14 de marzo del 2004.

viernes, 15 de abril de 2011

¿Por qué?


Ayer fue 14 de abril, sí, este día es el aniversario de muchos acontecimientos, a nivel individual como colectivo. En el plano colectivo se celebraron elecciones generales, se presentaba una plataforma convocada por diversos reunidos en un Pacto el año anterior. La victoria de esta serie de partidos tenían un elemento en común, cambiar la forma del Estado español, una forma de Estado diferente vivida en los primeros 30 años del siglo XX. Podríamos decir que era la primera vez en este siglo que se estaba construyendo una democracia con todas las de la ley, con cambios novedosos, fundamentales para un colectivo mayoritario e importantísimo como es el derecho de votar de la mujeres, entre tantas otras garantías sociales. Sin embargo, en diversas redes sociales pude leer ayer que fue un día triste para España. Triste, ¿por qué? la democracia es ¿triste?, votar es ¿triste?, que las mujeres tengan la oportunidad de votar es ¿triste?, la República, en mi opinión no es una forma de gobernar tristemente, la República nos da la posibilidad de elegir a un jefe de Estado, sí, pero el cambio que proporcionaba la II República no era vivir sin rey, que puede ser lo más llamativo, lo novedoso es la forma diferente de democracia que se estaba construyendo, los derechos que se crearon para la sociedad, eso es el cambio principal de la II República, que la monarquía de Alfonso XIII no estaba dispuesta a proporcionar a su país.
Es un error recordar el pasado a base de banderas, porque las banderas, al fin y al cabo se sentimentalizan, lo que conlleva crear fricciones entre la población. Deberíamos de buscar elementos en común de lo que le proporcionó al país el 14 de abril de 1931 y podríamos tener presente un concepto que no se tuvo en los años posteriores a aquella fecha: TOLERANCIA.