sábado, 11 de febrero de 2012

Una de liderazgo.


Para construir un liderazgo eficaz se precisan varios factores a cumplir, además de ganar votaciones en congresos. El primer factor consiste en reconocer los bienes públicos y las metas comunes que el grupo en cuestión persigue. El segundo factor se caracteriza por tener la capacidad de movilizar los recursos colectivos y el esfuerzo de los componentes del grupo. Por último, debe de ser capaz de crear y asegurar la confianza colectiva, la identidad y la cohesión del grupo con el fin último de asegurar una cooperación sostenida.
Hace una semana en el 38º Congreso del PSOE, los delegados tenían que votar a uno de los dos candidatos a la secretaría general del partido, Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón, respectivamente. Estos dos candidatos, en mi opinión, podrían cumplir perfectamente los requisitos mencionados anteriormente para construir un liderazgo. No obstante, el que es elegido secretario general no es el que mejor cumpla tales factores del liderazgo, sino que se tienen en cuenta otros factores en la elección del máximo mandatario del partido. Como pueden ser el carisma, los apoyos que tengan cada uno dentro de la formación o simplemente las relaciones que existan entre las distintas federaciones y agrupaciones.

Alfredo Pérez Rubalcaba asistía al congreso con numerosos apoyos, especialmente de la “vieja” guardia del partido, además de numerosas federaciones, mientras, Carme Chacón acudía con el apoyo del PSC en bloque y los firmantes del manifiesto “Mucho PSOE por hacer”, entre los que apoyaban dicho manifiesto se encontraban miembros tan destacados como: Juan Fernando López Aguilar, Cristina Narbona o Francisco Caamaño.

Los que apoyaban a Rubalcaba lo hicieron en base a la experiencia que tenía éste dentro de los gobiernos socialistas o tan controvertidas declaraciones como la de evitar la catalanización del partido. Esta postura es muy discutible y a su vez se justificaría por el temor que tenían estos a la influencia que podría tener el PSC sobre el PSOE. Sin embargo, los que respaldaron a Chacón esgrimían el “aire” nuevo que iba a proporcionar al partido, un “aire” de cambio, de mirar al presente y al futuro, corrigiendo los errores del pasado, dejar de estar ensimismados en nuestro interior, de abrirnos a la sociedad, haciéndola partícipe del cambio.
El resultado es bien sabido por todos, la victoria de Rubalcaba sobre Chacón por 22 votos; una victoria muy apretada que podría haber dado lugar a una confrontación de fuerzas, pero que presumiblemente no ha ocurrido, debido a que la formación de la ejecutiva federal se incluyó a personas de la candidatura de Carme. Esta integración despertó discrepancias entre algunos miembros y dudaron de que fuera tan integradora, mientras que otros se daban por satisfecho con la composición.

Para concluir, la secretaría general de Rubalcaba la definiría como un cambio para que todo siga igual. Mientras, la de Carme la hubiera definido como un intento de adaptar al partido a los nuevos tiempos, a las nuevas exigencias de la sociedad española en general y de la izquierda en particular.