martes, 23 de octubre de 2012

Confianza.


Según el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra confianza, de entre sus distintasacepciones,cabe resaltar la siguiente: “Esperanza firme que se tiene de alguien o algo”.

La confianza suele estar presente en numerosas relaciones, tanto individuales como de grupos. Ésta casi siempre se utiliza para nivelar la relación existente. Si el nivel de confianza es alto, habrá un alto grado de compromiso entre los individuos. Sin embargo, si la confianza apenas existe en la relación entre los grupos o simplemente dentro del mismo, no hablamos ya de confianza, sino todo lo contrario, de desconfianza.
Este domingo pasado se celebraron elecciones autonómicas en las comunidades autónomas de País Vasco y Galicia. El resultado fue gratificante para algunos y desastroso para otros. La conclusión de las elecciones se puede explicar de determinadas maneras. Sin embargo, hoy lo voy hacer partiendo de la palabra confianza y su contraria, la desconfianza.

En Galicia, el resultado electoral era el que ya avisaban las encuestas. Mayoría absoluta en el parlamento gallego por parte del Partido Popular. No obstante, este tipo de mayoría se ha granjeado con un menor número de votos, consiguiendo en total 653.934, frente a los 789.427 conseguidos en 2009. El Partido Socialista de Galicia digamos que fue el gran perdedor de la jornada electoral gallega, perdiendo algo menos de diez puntos porcentuales con respecto a 2009. El otro gran triunfante del domingo electoral fue Alternativa Galega de Esquerda (AGE), que consiguió desbancar al Bloque Nacionalista Galego de la tercera posición. Con lo cual, el parlamento de Galicia pasa de tener las tradicionales tres formaciones políticas a tener cuatro partidos políticos distintos en la cámara autonómica.
Esto se puede traducir de la siguiente manera: el Partido Popular goza de un estimable apoyo en Galicia, con un líder fuerte como es Alberto Nuñez Feijóo, que durante la campaña electoral se ha intentado desmarcar de la gestión de la crisis realizada hasta el momento por Mariano Rajoy. En cuanto al PSdeG, el comienzo de la crisis económica todavía se identifica con el partido que gobernaba entonces, si a ello le sumamos a que el candidato era simplemente eso, un candidato que no ha sabido ganarse la confianza del electorado gallego. De forma concluyente, podríamos decir que nos encontramos ante una derecha muy fuerte, una izquierda débil y dividida, y un  descontento hacia las formaciones políticas que se mantiene, pero en menor medida.

En el País Vasco la situación política ha cambiado totalmente. La victoria del Partido Nacionalista Vasco con 27 escaños se vuelve a revalidar. Resulta paradójico, porque el PNV ganó las elecciones con 3 escaños más, sin embargo no le dio acceso al gobierno vasco. Esto se debe en gran parte a la pérdida de 11 puntos porcentuales en votos del Partido Socialista Vasco de Euskadi, a ello habría que añadir la pérdida de 3 escaños del Partido Popular. Con lo cual, imposibilita programar una coalición entre estas dos formaciones políticas. Y pasamos, en mi opinión, al gran vencedor de la jornada electoral vasca: EH Bildu con 21 escaños. Esta formación abertzale concurre a estos comicios en un contexto de paz. Ya en las elecciones municipales del año pasado se vislumbraba el peso político que podía tener. Hemos de recordar que la participación de EH Bildu es el efecto causado por el abandono de la violencia por parte de ETA. El resultado electoral de Bildu pone en una auténtica tesitura al PNV, obligándolo a gobernar en mayoría simple con acuerdos puntuales con las formaciones con más representación en el parlamento vasco.

De las elecciones autonómicas se pueden sacar dos conclusiones bien diferenciadas y definidas. En Galicia, el Partido Popular sabe obtener muy la confianza del electorado, y a su vez, aprovechar muy bien los despropósitos de la oposición.

En el País Vasco se produce una situación algo incómoda en relación con el Gobierno de España, pues el apoyo de Bildu es bastante amplio, lo cual puede ser molesto a la hora de mantener el status territorial de España. Porque si Bildu no plantea políticas en torno a la independencia del País Vasco crearía mucha incertidumbre en su masa social. Por lo tanto, esa confianza deposita en Bildu a lo largo de la legislatura se puede desgastarse o aumentarse. 


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