Desde que se instauró la democracia en España tras la
dictadura del general Francisco Franco, la Política Exterior española nunca ha
perseguido unos objetivos claros y definidos, hasta el punto de plantearse si
España ha tenido y tiene Política Exterior. En la primera etapa socialista, de
la mano de Felipe González, ésta se caracterizó por el establecimiento de las
relaciones internacionales hacia los países de Iberoamérica con el comienzo de
las Cumbres Iberoamericanas a principios de la década de los noventa.
Durante la etapa de José María Aznar, la Política Exterior
dio un giro cuasi radical. Ésta estuvo centrada en la profundización de las
relaciones con Estados Unidos y los Estados con gobiernos con una tendencia
liberal en sus políticas. El acontecimiento más importante de esta etapa fue la
decisión de participar en la Guerra de Irak en 2003 ofreciendo apoyo logístico
a las tropas invasoras. Las consecuencias de esta decisión fueron la
animadversión hacia España de potencias europeas importantes como Alemania o
Francia, por un lado, y el mantenimiento de las buenas relaciones con Estados
Unidos y el Reino Unido principalmente, por otro. Esto tiene un alto coste de
oportunidad a la hora de establecer acuerdos comerciales con países que
tuvieron una postura distinta a la llevada a cabo por España.
La decisión de participar en el conflicto iraquí le granjeó
al Gobierno de José María Aznar numerosas protestas sociales, lo cual, socavaba
la legitimidad de tal decisión, ya que también en la Cámara Baja ninguna
formación distinta del Partido Popular decidió secundar la intervención.
La vuelta de los socialistas con José Luís Rodríguez
Zapatero conllevó otro giro en la Política Exterior española. Ésta se inauguró
con la retirada de las tropas de Irak. Con esta decisión, Zapatero cumplía así
con una de sus propuestas estrellas en la campaña electoral de 2004 y de paso
legitimaba su acción de gobierno durante la legislatura. También es destacable
la vuelta a las relaciones con determinados Estados de América del Sur, especialmente,
los gobiernos con una clara tendencia izquierdista. También es destacable la
ausencia de contactos con la Administración Bush debido a la retirada de las
tropas españolas del país asiático.
En definitiva, hemos observado cómo se han producido distintos
vaivenes en las relaciones internacionales de España al hilo del partido
político que ha gobernado. Esto hace indicar que en España nunca ha existido un
consenso claro a la hora de definir una Política Exterior sólida y clara que ha
perjudicado notablemente a la imagen de España en el exterior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario